Ermita de San Mateo / LR.
Por el escarpe de San Mateo se escuchan hoy marchas musicales, muy lejanas a las fanfarrias de guerra que allá por el año de 1246, a finales de septiembre o primeros días del mes de octubre (dudas hay al respecto), pusieran prolegómenos a la toma de Carmona por las huestes cristianas al mando del rey Fernando III.
Uniformados de verano, acorde con la temperatura del momento -34º grados a la sombra-, los jóvenes músicos de la Banda Arrabal de Carmona marcan paso entre acordes que ponen ambiente festivo a la jornada. Tras ellos, la Corporación Municipal carmonense –casi en su totalidad- rememora aquella histórica fecha en la ermita que la propia ciudad levantó tras su incorporación a la Corona de Castilla en la festividad de San Mateo.
A las autoridades civiles le acompañan una representación militar a cargo de la Guardia Civil, que porta el pendón de Carmona, diseñado y realizado hace pocos años en sustitución del más antiguo; una joya patrimonial restaurado en su día por el IAPH. Junto a él, el Jefe la Policía Local y, abriendo el cortejo, los maceros con porte protocolario.
Una misa en el templo, dio contexto cristiano a la efeméride, que siguió con horas de convivencia entre los asistentes, y en las que no faltó el correspondiente refrigerio y los fogones a cargo de la Hermandad del Rocío de Carmona. Sería un guiso popular y plancha a discreción los elementos que pusieran a tono el apetito del personal. Y todo, en uno de los parajes más bellos que Carmona dispone para solaz de sus vecinos.
REPORTAJE / La Revista Carmona