Cada cierto tiempo, la base sobre la que se asienta Carmona se desplaza en determinados puntos del subsuelo, que en su prehistoria fue mar, y arriba acantilado; motivo por el cual, desde lo alto y hacia las laderas, los efectos son palpables y visibles. En el presente, tres bastiones requieren atención:
PUERTA DE CORDOBA
Las grietas y fisuras (arrugas) que aparecieron hace más de una década evolucionan de tal manera que necesitan, en clave de emergencia, parar la de mayores proporciones abierta en sentido vertical en la torre norte. No se trata, pues, de acometer una gran obra de rehabilitación general, sino de estabilizar la pieza monumental afectada. Licitada está la intervención, que no puede esperar más ante el peligro de perderse para siempre este baluarte de valor incalculable.
Pero no sólo basta con acometer estudios sobre la salud de este espacio monumental, sino que también hay que acompañarlos de medidas protectoras que lo preserven por su longevidad histórica. Obras en su entorno y base, como las realizadas recientemente y publicadas por LA REVISTA, no son argumentos favorables en la protección del Patrimonio. A la espera de la intervención de estabilización por valor de 270.110 euros, la Puerta de Córdoba aguarda el proyecto que aborde de manera definitiva sobre el origen de los daños que además de aflorar “arrugas”, dejan abiertas profundas heridas.
EL PARADOR DE TURISMO
Si al asiento inestable de Carmona se le suma el potencial sísmico y, para colmo, el desafío humano de construir sobre el mismo filo del escarpe, la locución se llama: Parador de Carmona. Aquí, las arrugas se hacen ya perceptible, lo que pone de manifiesto que, bajo ellas, la grieta histórica avisa de que sigue viva, lo que supone una alerta de primera magnitud, ante las consecuencias que pudiera producirse en tiempos próximos. Ya vivimos en primera fila, allá por 1997, el cierre del llamado buque insignia del turismo en Carmona, que necesitó de mil millones de las antiguas pesetas para reflotarlo tras realizar en sus entrañas más de trescientas perforaciones para el cosido de la grieta.
El hoy de las arrugas del Parador de Carmona está bajo sospecha ante los controles de testigos instalados en diferentes puntos del edificio. LA REVISTA no ha podido conseguir información sobre la evolución de los mismos, a pesar de insistir en la dirección del establecimiento hotelero, en la empresa supervisora INTEMAC y en diversos departamentos de Turespaña, empresa dependiente del Ministerio de Turismo que gestiona los Paradores de España.
Las imágenes del hoy del Parador de Carmona, al menos requieren aclaración oficial y pública de la situación de las fisuras o grietas, su evolución y posibles actuaciones, independientemente de las obras anunciadas por la Delegación del Gobierno en Sevilla para otros espacios por valor de 1.335.325,91 euros. En las fotografías se pueden apreciar las incidencias que, consultados técnicos en la materia, confirman con claridad la existencia de movimientos del subsuelo de los que habría que analizar su evolución para confirmar diagnóstico.
ESCARPE
Si el escarpe carmonense tuvo sus últimas arrugas de consideración en los desprendimientos de la franja del Albollón que afectaron a calles y viviendas de intramuros, la zona Sur, del Cenicero, el Picacho, San Mateo y el Alcázar están de permanente actualidad por los deslizamientos de estos terrenos que se hacen visible sin necesidad de testigos.
La incidencia tiene como máximas referencias los más de dos kilómetros de carretera que ascienden a Carmona por la antigua N-IV. Las fisuras en la vía dejan patente el deterioro del pavimento con tramos con peligrosidad para la circulación, dado que las grietas presentan un firme hundido con capas en desnivel causadas por los deslizamientos.