Al capturar un instante, éste ya es pasado. Cada foto que capturamos al paso de las cofradías de Carmona toman espectro del pasado y legado para la corporación cofrade de referencia, para la ciudad o para el archivo en general. Ayer, recobramos unos de esos momentos junto a los de la Hermandad de la Columna (Santiago), en el mismo lugar que lo hiciera el arqueólogo Jorge Bonsor allá por el año de 1881. Hay es nada, hace ciento cuarenta y dos años. ¿Todo sigue igual? Comparen. En algún detalle, hasta hay personajes con similar rostro que en la actualidad.
El ayer, y el hoy, de una cofradía, confirma una misma visión para el espectador, pero con la variable de las sensaciones interiores y del interés personal de lo que le rodea. «He ido a ver la procesión. Carmona está de fiesta; todo el mundo sale a la calle. He aquí el orden de la procesión: Penitentes violetas con cirios violetas también; otros llevan cestos pero no sé lo que significa. Su tocado tiene forma de pan de azúcar y llevan grandes trajes con enormes colas que arrastran por el suelo..., escribía Bonsor.
Ayer, estuve viendo la procesión. Carmona sigue de fiesta. He subido a la lonja de Santa María. He aquí el orden de la procesión: Penitentes azules violáceos y negros con cirios blancos; otros, en cada tramo portan las insignias históricas de la hermandad. Sobre el paso de un dorado intenso, Jesús en la Columna es fustigado de manera violenta por sayones. Testigo de la escena: un gallo, símbolo de negaciones.
Las columnas de mármol de la prioral, se hacen gigantes frente a la que sirve de piedra de castigo en el paso de misterio. La revirá en la esquina de Vendederas deja bien claro la necesidad de conjugar cadencia y marcha musical; así lo entiende la cuadrilla de costaleros con su capataz al frente y la Banda de Cornetas y Tambores nuestra Señora de Gracia, para abrir camino penitente hacia el foro romano.
No hay más tiempo para la contemplación cristífera, pues ya aparece sobre la rampa el palio de la Virgen de la Paciencia, obra que realizara el paisano Francisco Buiza hace 70 años. La candelería, en su máximo esplendor, deja entrever a lo lejos las líneas del palio cuyo arte en bordados no escapa al espectador. Delante, jóvenes e infantes acólitos ponen de relieve la vigorosa cantera cofrade de Santiago. Por Martín López, suenan los acordes de "Hermanos Costaleros" y "Jesús en la Columna", con acertada interpretación por parte de la Banda de Música "Arrabal" de Carmona.
La noche llegó cuando, al pie de muralla, la cruz de guía marcó límites de territorio histórico en el Alcázar de Abajo, para girar de vuelta y en rampa permanente por Domínguez de la Haza (antigua Democracia) hacia la Plaza de Arriba.
Antes de alumbrar senderos hacia el barrio de Santiago, la imágen del Cristo atado a la columna, rememora, frente al edificio consistorial, pasajes de sufrimiento humano y violencia en la puerta de "La Casilla", lugar siniestro para cuantos se vieron privados de libertad en sótanos lúgubres, hoy lugar de encuentro con el arte y la cultura. Por el Salvador, a su templo, sin dejar de pasar inadvertido un símbolo: el edificio civil del Palacio de Justicia, aquella que no recibió el que atado a la columna, escucha aún plegarias para que se haga realidad. Como don Jorge, no me perdí la procesión en la, de ayer, tarde y noche del Jueves Santo.
Reportaje: La Revista.