La larga tradición belenista en Carmona adquiere una dimensión auténtica al introducir elementos de la propia ciudad y el entorno que la hace muy especial. Así, los artistas carmonenses que diseñan los nacimientos, misterios y portales para regocijo de la Navidad no tienen que rebuscar en imágenes de la antigua Judea para hacer realidad sus proyectos: las tienen a la vuelta de la esquina. Cuevas, castillos, escarpes, ganado, senderos, arroyos... un sin fin de estampas se hacen familiares al contemplar los diferentes belenes que podemos disfrutar en estos días.
En esta línea autóctona, dos entidades no eclesiásticas, se hacen notar en la exposición de sus nacimientos: "Amigos de la Guitarra" y "El Búcaro". Estilos distintos para una misma concepción que los hace atractivos por su diversidad y curiosidades.
El primero de ellos, lleva la firma de Camacho, socio de la entidad flamenca que año tras año, dedica horas y horas a un montaje excepcional de contenido regionalista. En un amplio rincón del gran salón de la peña, sita en el Paseo de la Feria, modemos admirar una Carmona en miniatura en la que se representan hasta ocho pasajes bíblicos: La anunciación, el sueño de José, la visita de Isabel, la posada, la anunciación a los pastores, el palacio de Herodes y el portal de Belén.
Pero el autor no sólo deja patente la religiosidad popular en su obra, sino que la hace más grandiosa aún con los detalles localistas cargados de sencillez. Y no falta un ápice en su inspiración, como el Arrabal de Carmona con su trasiego comercial, hasta con un mercadillo en el que se exponen numerosos y variados productos locales.
Asimismo, el caserío carmonense se hace patente con marcado estilo árabe, de cal, azotea y palomar. Abajo, la artesanía doméstica y laboral se refleja junto a una arboleda y plantas vecinas: naranjos, chumberas y flora multicolor. Y, en su apogeo agrícola, un huerto con verduras de todo tipo. Multitud de detalles hacen del nacimiento de La Guitarra una original obra con una guinda escénica de carreta de bueyes y baile flamenco a cargo de figuritas ataviadas para la ocasión festiva.
En el otro extremo de Carmona, a pie del Álcazar de Arriba, otro nacimiento cumple pleitesía navideña, cuya dirección lleva la firma de José Luis Alcaide junto a otros socios de la popular peña El Búcaro. Se trata de un belén hebreo de una factura de precisión, de alta minuciosidad, tanto en su construcción como en su concepción.
La reproducción del paraje del propio lugar, sobre el que se asienta, hace del mismo una joya belenista inigualable. La puerta monumental del palacio musulmán, hoy Parador de Turismo, preside el escenario con elegante contenido.
Las escenas expuestas recrean un ambiente mágico: desde un amanecer que llega desde los confines de la vega carmonense, hasta un anochecer punteado por decenas de antorchas. La singularidad del tratamiento tiene un punto y aparte en el portal del belén, que se esconde en el propio escarpe, tal y como la naturaleza ha respondido en la piedra de alcor desde tiempos remotos y aún se puede admirar en la ladera del Picacho.
Todo envuelto en una atmósfera árabe, el nacimiento rinde tributo al pasado carmonense, tanto en el ámbito del paisaje urbano, como en el vida doméstica del entorno entre arcadas mozárabes y jaimas. Alfarería, venta ambulante, panadería, ganadería... se hacen protagonistas de un extremo al otro de la obra. Y en un lugar privilegiado, el autor deja patente una huella de chapó: un artista de turbante y chilaba marca legado y tradición pictórica de Carmona ante un lienzo sobre en el que se perfila la vecina fortaleza, toda una invitación a terminar la obra inconclusa que la deja a manos del espectador.