Hoy, primer domingo de Cuaresma es también Domingo de Piñata, aunque no lo parezca. Y no lo parece porque los que domesticaron la fiesta en Carmona, se les ocurrió un día eliminarlo del calendario. Así por los buenas, sin más argumento que el hecho de ser jornada poco propicia a juerga y de recogimiento de cara al lunes laboral. Como escribí en alguna ocasión, el hecho fue una victoria de doña Cuaresma en toda regla y un golpe bajo al Carnaval carmonense a pesar de poseer, entre su larga lista de distinciones, la de Interés Turístico de Andalucía. Así, como lo lee. Ya me dirá usted, si con este alto mérito oficial no se promociona y potencia desde la Delegación Municipal de Turismo, apaga y vámonos… a FITUR, a vender la Carmona oculta, en la que el carnaval va camino de ser pieza destacada del mausoleo patrimonial, porque quieran o no quieran el carnaval carmonense es Patrimonio de esta villa y forma parte inseparable del Patrimonio que aspira al reconocimiento universal.
Sin Domingo de Piñata, don Carnal quedó muy herido de aquella traición que, sumada a la evolución socio-religiosa del momento alentada por los seguidores de “la reparadora de las moradas”, con el paso del tiempo presenta un panorama de encefalograma plano. No obstante, la adjetivada como “Flaca, magra, vil, ladina y flemosa” siempre tuvo piedad del eterno contendiente, por eso tras vencer en el combate “…mandó doña Cuaresma que a don Carnal guardasen y que doña Cecina y al tocino colgasen.» Tal vez, fue una debilidad en momento clave, cuando «el viernes de Indulgencia, vistiose una esclavina, gran sombrero redondo, mucha concha marina, bordón lleno de imágenes, en él la palma fina, esportilla y rosario, cual buena peregrina.» Vamos que lo dejó vivito y coleando, aunque con mala pinta: «Allí quedó encerrado don Carnal, muy cuitoso; estaba, del combate, muy flaco y congojoso, doliente, malherido, destrozado y lloroso; no le visita nadie cristiano religioso». Sin embargo, la destreza en fingir o disfrazarse en su moral no dejó atrás momento propicio: “Fuerte está don Carnal, mas débil se fingía, de lo que dijo en casa aquí se desdecía. Se escapó de la iglesia, huyó a la Judería”.
Pero hete aquí que, si de momento no tenemos Domingo de Piñata y viendo como discurrió ayer el desfile de la tropa carnavalesca en Carmona, mucho me temo que no tardará en volver Carnal por sus fueros y dejar constancia de supremacía. Lo digo sin tapujos, sin vergüenzas: centenares de disfraces con pluses de originalidad, sólo se debe al ADN transmitido por genética generacional. Para el definitivo asalto de recuperación, sólo queda convocar a la asamblea popular, que lleva dormida más de una década y sus más preclaros prebostes moviendo incensarios, ofreciendo dádivas de floristería y recibiendo a cambio el consiguiente desprecio del prioste de turno. En los dos bandos no se puede estar. O tocamos “Amargura” de Font de Anta, o cantamos el “Credo” de Juan Carlos Aragón.
Como escudero de don Carnal, lloro con lagrimitas de cal la ausencia del domingo que hoy tocaba disfrutar. Tampoco es que me vaya la vida, pero me entristece que, en este día tan señalado en la agenda local, la piñata derrame perfumes de doña Cuaresma y vía crucis por el foro. La leyenda del tiempo de Lorca, en boca de Camarón, compensa con creces la emotiva referencia: “El sueño va sobre el tiempo / flotando como un velero / flotando como un velero…”