La cantera cofrade carmonense tiene como despedida del segundo trimestre escolar una actividad de carácter lúdica con singular atractivo para alumnos, familiares y vecinos de los barrios adyacentes a los centros educativos. Así, cual auténticas cofradías en miniatura, las programaciones docentes adquieren matices que van desde la religiosidad popular a la antropología festiva, en los que cada año, se superan retos cuyo final no parece cercano.
En esta línea, que alcanza a la chiquillería más temprana, desde los infantiles de guardería a los escolares de primaria, ayer, dos centros públicos, “Amapola” y CEIP “Cervantes” pusieron en el viario todo un espectáculo ambientado en el mundo cofrade, donde no faltaron detalles de singular originalidad. Y todo ello, con un público entregado en el realce de los desfiles por aquello de la familiaridad, aunque por fidelidad a la crónica, se vieron más abuelos y abuelas, que padres y madres, por aquello de ser jornada laboral.
Con exquisita organización por parte de ambos centros, pudimos contemplar desde el carrito de chuchas, al aguaó, estandartes, bacalaos, costaleros, bandas de música, tamborileros… y hasta policías locales, guardias civiles, por aquello de la seguridad necesaria en los cortejos. Y como no, presidencia de honor. Sólo faltó, o por lo menos, no percibimos con nitidez, la presencia de saeteros. No obstante, tal y como evoluciona la actividad, pronto se verán en algún que otro balcón del barrio.
Reportaje en la calle