Si en el universo laboral, el primero de mayo es festividad para conmemorar la conquista de los trabajadores en su derechos, en Carmona, esta celebración perdió fuelle en las últimas décadas en favor de una tradición de siglos que cambió su significado primaveral y laico por el religioso. La primera referencia visual carmonense de aquella antigua celebración, en el que tres niñas jugaban en los cortinales del Alcázar (1881) vestidas, a modo de mayas, con coronas, collares y pulseras de flores silvestres, en nada tiene que ver con la estampa que las mayas ofrecían esta mañana en la singular y céntrica Plazarriba.
Si las mayas ya ocupaban su lugar en la historia, un capítulo más contemporáneo se adhirió al acontecimineto con la irrupción de pasos con cruces, por obra y gracia de la peña local "La Giraldilla", haciendo de ambos atractivos recursos un evento competitivo que en la mañana de hoy organizaba la XLVIII edición del concurso para otorgar los premios a las más significadas mayas y pasos, todo en un ambiente infantil y familiar que reunió a centenares de carmonense. Como no podía faltar nada en el encuentro popular, el evento contó con la presencia de autoridades locales, jurado calificador y bandas de música.
Fueron un total de cuarenta y cinco mayas las que optaron a los premios, algunas de original diseño y sencillez y otras más sofisticadas con elementos extraños a la tradición, y todas, en rigurosa fila expositiva, fueron objeto de la evaluación de los jueces y atracción del público en general a la espera de recibir el "chivito" (ochavo), moneda con la que antaño se obsequiaba a los portadores de las mayas.
En el apartado de los pasos, tres de grandes dimensiones y diez de menor tamaño, incluso en miniatura, mostraron igualmente, tanto cualidades artísticas como destreza en movimientos acompasados al son de la música.
Reportaje de La Revista