¿Carmona está de moda?

     El titular no es mío. A cada uno lo suyo, como queda constancia en una de las antologías de viñetas de Andrés Rábago («El Roto»). Tan de moda estamos que Carmona sirve lo mismo de hazmerreir en el Senado, con plática de toros y referencia poética de García Lorca, como recibe un premio de empresas instaladoras de plantas fotovoltaicas por su apuesta medioambiental. Digo Carmona porque eso es lo que escribe el alcalde: “Gracias a la UNEF por concederme el premio "Creadores de Futuro". Carmona está de moda. De nuevo, recibimos un Premio Nacional, en este caso, por nuestra defensa del Medio Ambiente”. En qué quedamos: ¿Carmona es el alcalde? ¿el alcalde es Carmona? ¿quién está de moda?: ¿Carmona? ¿el alcalde? ¿las plantas fotovoltaicas? ¿los toros? Estamos hecho un lío o, por lo menos, me lo parece cuando leo y veo tanto despropósito sobre Carmona. Me refiero a Carmona, no a Ávila, aunque ambas ciudades tengan muralla histórica entre otras cuestiones y santos nativos: San Juan Grande y Santa Teresa.

     Eso de que Carmona está de moda me huele raro. Lo digo porque, de siempre, la moda ha sido un modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, en un momento determinado y después… si te vi ni me acuerdo. El olor pasa a tufo intenso cuando la actual moda llega a la prensa tradicional en portada. Si la memoria no me falla, la penúltima portada de ABC de Sevilla dedicada a Carmona fue toda una excepcionalidad histórica, el miércoles 21 de agosto de 1996, cuando tuve la oportunidad de informar del abastecimiento de agua a la ciudad con camiones cisternas. La más reciente, la del pasado 3 de junio, para archivo universal periodístico: una imagen aérea del circuito de velocidad y su anuncio sobre próxima inauguración otoñal. Desde la cofradía informativa de la Alcaldía, ni le cuento como ha caído el premio fotovoltaico, con loores de Carmona como “la capital española de la producción de energía solar, limpia y no contaminante”. Mientras, ahí al lado, en Alcalá de Guadaira, los vecinos protestan por el cambio de su entorno rural y se movilizan para evitar la “burbuja fotovoltaica destructora del medio ambiente”.

Y puestos a reflexionar, sentencio: debajo de las placas solares no crecen los girasoles. A ver en qué quedamos. Por un lado, afirman los priostes de la Alcaldía y Cía. que las macroplantas fotovoltaicas defienden el medioambiente, mientras que, por otro lado, el titular y santurrón de turno promociona y da licencias para la construcción de un circuito de velocidad en terreno agrícola que quemará hidrocarburos fósiles contaminantes. Para más inri, la empresa correspondiente recibe 800.000 euros de dinero público y, risas al margen, creará dos puestos de trabajo, según Ecologistas en Acción. Por ello, si Carmona está de moda, será por figurar en la pasarela de la comicidad donde la catarsis del carajotismo puede llegar a límites insospechados.

De momento, no sé si, como lector, percibe esta atmósfera de incongruencias locales que me tienen algo mosqueado. Mientras tanto, le participo que tengo dudas, de si vivo en Carmona o en Paradas. Si el cortijo de Los Galindos, está en La Bóveda, o al revés. Si el marqués, es marqués o un fantasma de empresario espabilado accionista de las fotovoltaicas y del circuito de velocidad. No me pongo en el papel de Onofre, el periodista de la serie, porque no estoy para correr por los tejados del Salvador para salvar el pellejo. San Juan y Santa Teresa no son de mi devoción. Pasaron de moda.