"Las Letras del Cante" con perfiles de Carmona

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"Las Letras del Cante" con perfiles de Carmona


001     La Plaza de Abastos de Carmona es el lugar elegido para el encuentro, lejos de la frialdad del salón inhóspito de la antigua capilla de hospital de San Pedro, donde recientemente tuvo lugar la presentación oficial de la renovada edición (la tercera) del libro ‘Las letras del cante’. Nos saludamos ante el mostrador del puesto donde el poeta carmonense José Luis Blanco compra el pan a diario. Casualidades o costumbre de escritores lo de ir a por el bollo recién salido del horno; toda una liturgia.


     Sentados en un banco del silencioso recinto, y teniendo de espectadores próximos a un grupo de palomas que degustan las migajas de anónimos proveedores, el poeta me vende su libro, cuya autoría comparte con compañeros de letras, José Luis Rodríguez Ojeda y Francisco Robles. La venta tiene una excepcionalidad poco comercial: la de transmitir sentimientos. “La poesía no es cuestión de palabras más o menos bonitas, ni de palabras raras que casi nadie usa en la conversación. La poesía –como dijo el poeta, se hace con “palabras gastadas tibiamente”, por el roce y el calor humano del vivir”, afirma Blanco.


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     La claridad del entorno monumental se hace eco del mensaje del poeta: “El autor, casi siempre anónimo y a veces genial de las letras del Cante, se acerca en muchas de ellas a ese poema breve, rotundo, memorable… Y lo hace de la manera más natural, hablando como hablamos, sin rodeos ni adorno, y valiéndose de imágenes sencillas y claras”. No hacen falta más calificativos verbales, cuando José Luis Blanco recita: “Dejo la puerta entorná / por si alguna vez te diera / la tentación de empujar”. Y profundiza más allá: “El hombre va por la vida / como la piedra en el aire / esperando la caída”. El remate del tercio pone huella cercana: “Arrímate a mi querer / como las salamanquesas / se arriman a la pared”.

     Bajo las arcadas de la plaza, los pasos nos llevan por un estrecho pasillo hacia una calle con nombre que ni anillo al dedo: La de los Flamencos. Por ello, la charla adquiere nuevos matices del libro y nuevos argumentos para una atractiva oferta de lectura: “La poesía del flamenco es poesía oral, popular en gran parte de personas cuyas condiciones de vida son a veces muy adversas, pero dotadas, algunas, de una capacidad creativa extraordinaria y de una frescura y un poder de síntesis admirables. Poesía sin pretensiones”. Así, por callejuelas de recuerdos juveniles, de primeros amores y furtivas aventuras, Blanco recrea el entorno: “Cuando más hondo es el pozo / más fresquita sale el agua. / Cuanto más hablo contigo / Más me gustan tus palabras/. 

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     Entre imágenes docentes... bajo la eterna y didáctica morera del Patronato, anécdotas, recuerdos de amistades comunes con halo de sabiduría y con apuntes joviales, el poeta señala con desparpajo letras del cante con elocuente sencillez : “El dinero es un mareo:/ aquel que tiene parné / es bonito aunque sea feo/. 

     La poesía para José Luis Blanco es relectura: “No creo mucho en los libros de poesía. No escribo libros, escribo poemas, como un pintor no hace exposiciones, hace cuadros”. Por ello, en el cajón donde reposa su obra no hay quietud. Los poemas fluyen o desaparecen como la vida misma, como mirando al mar de invierno. 

     El epílogo del encuentro no concluye con la transacción comercial de ‘Las Letras del Cante”, la obra ya viene dedicada y firmada. La amistad no tiene precio. “Amigo, qué buen amigo; / que alivia la sed con agua / y las duquelas con vino/.