Las doce en punto del mediodía. De fondo, las campanadas de la ermita de San Antón ponen sonoridad musical a una nube de confetis y un estruendo rítmico de percusión. La marcha rosa arranca con el mismo entusiasmo de siempre, porque queda "Mucho por vivir". Así, se lee en la pancarta que las mujeres de la asociación 'Apóyate en mí" desplegaron como grito de rebeldía en la lucha contra el cáncer.
Muchos rostros conocidos en la concentración previa, que reunió a un millar de carmonenses, en la portada de la Feria. Familias al completo, grupos de amigos y vecinos en general portaban la camiseta distintiva de la convocatoria, que se hacía, con un sol radiante, marea rosa fucsia deslumbrante. "Juntos, somos todos", así titulaba el espíritu del encuentro solidario la escritora Margarita Hans.
Asimismo, dos jóvenes dirigentes de partidos políticos, José Ricardo García (PP) y Antonio Rodríguez (PSOE), coincidían en señalar la importancia de la marcha como manifestación de solidaridad, de encuentro con familiares cercanos y amigos que han sufrido la enfermedad. Un apoyo, añadieron, que se amplía en el ejercicio de la actividad pública y política para incidir en la lucha contra el cáncer y en potenciar recursos y ampliar las líneas de investigación.
No hay manifestación en Carmona que no proclame su reivindicación, sin atravesar la muralla por Puerta de Sevilla, y la marcha rosa no podía ser menos. Los sillares del monumento vibraron al compás de los tambores como reclamo de atención para una lucha que viene de siglos; tantos como desde la existencia del cancer entre sus pobladores. Plazarriba tampoco podía quedar ajena a una percusión que tronaba hasta lo alto de la Casa Consistorial.
Las dos horas de marcha tuvieron punto final en la Alameda de Alfonso XIII, sin incidencia alguna, gracias al despliegue del servicio de Policía Local que coordinó a la perfección el tráfico con apoyo de Protección Civil. Como elemento distintivo, que no pasó desapercibido, los agentes se sumaron a la marcha con un lazo rosa que se hacía visible en su uniforme.
REPORTAJE: LA REVISTA