Bulos

     Lo de los bulos no es novedad. Siempre los ha habido y los habrá. El éxito actual radica en el aumento de receptores de nivel bajo en células grises cuya dependencia del celular los hacen más vulnerables al tocomocho. Esta circunstancia se ha visto acrecentada en los últimos tiempos desde la parte promotora, en la que ha entrado una tropa de neo políticos cuyo índice de neuronas piramidales -como diría el equipo científico de Natalia Goriunova- casi roza el umbral imperceptible. A este grupo, se suma, de nuevo cuño, la legión de influyentes, “influenciers” según la Real Academia del Carajotismo Ilustrado (RACI), que en nada tiene que ver con la prestigiosa Real Academia Española (RAE), aunque ésta, de vez en cuando, dé entrada a algún académico carajote, que de todo hay en la viña alfabética.

     Bulo, quizás sea una de las palabras más ricas de nuestro idioma en cuanto a acepciones. Puede elegir desde, la mentira, a la filfa, pasando por la paparrucha. De la variedad, hay matices para todos los gustos. Por ejemplo, no es lo mismo que un senador diga una “paparruchá” (sin acento, según oficio) a que un diputado relate un cuento, o que un concejal meta una trola. De todos los bulos de magnitud suprema que en los últimos tiempos he captado con relación a Carmona fue el que recogió la prensa en marzo del pasado año, cuando se anunció el descubrimiento de un vestigio atlante, camino del Viso del Alcor. A pesar de mi rechazo a rebatir la corriente en boga de entrar al trapo ante cualquier información sin contrastar, en aquella ocasión hice una excepción para desmentir la misma, y no por el hecho de refutar argumentos, sino por despejar la posibilidad de que, en Sevilla, España y la Humanidad, nos tomaran a los carmonenses como tontos e ignorantes. Si desea recordar el Matacán: “La pirámide de Tutankarmo” (lunes 6 de marzo de 2023).

      Corren buenos tiempos para bulos por doquier, y carajotadas ni te cuento. Sin ir más lejos, por cercanías y desde las alturas, nos llega la sorpresa (elija calificativo) de que una “Geisha” ha interpretado música oriental desde el mirador del Molino de la Romera. No es de extrañar. Según confidente, la partitura era un conjuro oriental para frenar el avance de la plaga de las placas en la vega. Tras conocerse el motivo escénico, la concertista Endesatekome fue sustituida ipso facto por Akíto Tokomocho, más próxima al enchufe y empadronada en la localidad. También se ha corrido la voz de que los trabajadores del sector turístico (guías) preparan una huelga general en Carmona, ante el “intrusismo” que desde el Gobierno Local se hace recibiendo a los turistas de autocar exprés, legiones romanas y funcionariado en general, incluido los de la Cámara de Cuentas de Andalucía, muy activos últimamente por los contratos del SAS.

     Lo mejor es no echar cuenta, ni a los que echan las cuentas, ni a tanto embuste, patrañas, chismes… porque al final el que lanza el bulo sale ileso y el que lo propaga, escaldado. Lo último que me trasladan desde Onda Makuto es que en el subsuelo de la obra del nuevo Mercadona no ha aparecido ningún mausoleo romano, tampoco los restos de noria alguna, ni las galerías ocultas del Ventorrillo del Rana; se trata, pues, de un nuevo episodio de la leyenda de Tutankarmo. Sólo falta para completar el repertorio que algún gracioso próximo a la pirámide anuncie, tras varias reuniones con las autoridades, que el faraón y su corte inauguran proximamente en Carmona el nuevo Centro de Salud.