La cabalgata de Carmona, fiel a sus raíces
La cabalgata de Carmona, fiel a sus raíces
Cada año, la peña La Giraldilla adquiere protagonismo por estas fechas, como si el tiempo se detuviese en vísperas de Reyes. Las nuevas generaciones de giraldillos toman el relevo de aquellas que asumieron el reto de bajar el lucero a las calles de Carmona y fundirlo con su gente, con la buenagente. Olé, olé, Olanda, olé, Olanda ya se ve, que ya se ve, que ya se ve.
Olanda tiene su universo en una antigua nave industrial del viejo camino de la estación del Tren de los Olivares. En su interior se hace realidad la proclama universal de la unión de razas y culturas bajo la figura de tres "magos", "reyes", "sacerdotes"... gente pudiente y poderosa que llegan cargaditos de regalos. Así se nos ha contado y cantado de siempre, hasta que la inocencia rompe moldes. Mientras tanto, el molde infantil sigue vigente en Carmona con raíces reconocidas por su singularidad.
El director artístico de esta triunfal ceremonia popular es Fernando Fernández Goncer, máximo exponente del relevo giraldillo en la encomienda del trabajo artesanal que acredita prestigio con dedicatorias explícitas locales.
El equipo de voluntarios giraldillos hacen realidad la construcción recreativa para la ocasión; son trabajadores de todas las clases los que intervienen en la confección, donde cada uno aporta sus habilidades manuales; algunos son ya verdaderos expertos en el manejo de materiales específico difíciles de utilizar y que se circunscriben en empresas especializadas en diseños y creación de cabalgatas.
Serán catorce carrozas (tres de exclusivo estreno) las que desfilarán por las calles de Carmona, mañana sábado, día 4 de enero -un adelanto inesperado propiciado por la climatología- . No es tarea fácil llevar la escenificación artística por las estrechas calles del casco histórico carmonense, donde la chiquillería disfrutará un año más de su privilegiada cabalgata que se engrandece junto a la monumentalidad de la ciudad.
