Con tres cuartos de entradas en el Teatro Cerezo, Lola Román, comparsista con “sangre carnavalesca en las venas”, hizo del atril de pregoneros un caballete pictórico para dibujar su carnaval bajo un arcoíris de pasiones. Para dar rienda suelta al “veneno” que dicen disfrutar los más incondicionales hijos de don Carnal, la carmonense inició su plática con tonalidad nívea, cual doctrina de fe, con una proclama hacia “los bienaventurados, valientes que aman, el carnaval”, al que definió como vehículo de “crítica”, aunque –matizó- “hay mucho pescaito en blanco y dientes sin afilar”.
Con pátina azulada, Lola se sintió pregonera del carnaval “desde que era una niña, por los cuatro costados”. En una línea de exaltación de interioridades alzó su voz -en rojo escarlata y pasional- para dirigirse a los carnavaleros: “No te vendas, no te achantes, no agaches la cabeza, pregona criticando y sacando los dientes”. Tras una reflexión, mostró un tono esmeralda para llamar la atención sobre la falta de reconocimiento a los aficionados locales: “Cuidémoslos”, para a continuación desplegar toda una paleta multicolor y expresar un amplio y encendido repertorio en defensa de la mujer y su protagonismo en el carnaval: “Ya está bien, que menos tonterías de todos, todas y todes, y que luchemos por llegar a ser exactamente iguales”.
El pregón adquirió su plenitud violeta, cuando Lola, rodeada de compañeras comparsitas y chirigoteras “que levantaron el carnaval cuando parecía muerto”, hizo un alegato por el papel actual de la mujer en la fiesta: “Ahora somos las protagonistas, las que más pelean…” En similares términos alentó a las huestes: “Saca tu bombo y tu caja, tus armas contra el patriarcado, niégate a ser musa del poeta; que se busque la vida cada coplero, que no se inspire contigo, sé tú la que escribe versos”, sentenció.
La pregonera se "arremangó", con fulgurante almagra, para censurar aspectos de la fiesta en Carmona que la hacen desvirtuarse hacia otros modelos. Así, se expresó para rechazar el que se sigue en las escuelas para disfrazar a los niños, siguiendo “códigos de vestimenta, como en una boda real”, y abogó por un impulso de las actividades infantiles. Tampoco quedó exento de reproches la trayectoria política del actual Ayuntamiento hacia el carnaval, para el que pidió al alcalde más recursos y promoción desde todos los ámbitos, incluido el organizativo.
En su capítulo final, la pregonera hizo alarde de originalidad, con la invención de los premios LP (Lola Pregonera), un apartado de marcado carácter sentimental, con galardones para su familia al completo y a aquellos allegados más sentidos. Como broche del acto, un numeroso grupo de comparsistas le dedicaron una copla en homenaje a su trayectoria en la fiesta.