El primer paseo con la Gamberra estaba previsto ayer, martes, día en el que el Gobierno Local anunciaba la puesta en marcha del servicio urbano de bus con un nuevo vehículo de estreno, pero no sabemos, oficialmente, por qué no apareció. Hoy, miércoles sí lo hizo, así que La Revista próxima a una información contrastada y puntual se subió a la novedad de la prestación municipal pública y gratuita que, con amplio historial, se hace imprescindible para el ciudadano. Para el foráneo, aclaramos que la Gamberra es denominada así, desde tiempo atrás y como apodo calificativo similar a la de persona libertina que andaba todo el día en la calle.
Sin más preámbulos, tomamos tique en el que se especifica claramente el precio 0,00 euros. El resto queda para descifrarlo con tiempo y manual: línea 330, trayecto 1, coche 465, conductor 8091, origen PZA SANTIAGO, destino PUERTA SEVILLA, entre otros conceptos.
Son las 12:00. El interior del bus todo impecable de extremo a extremo. Dispone de 12 asientos, bien apretados, de dos en dos, y una plataforma en la parte trasera para viajeros con movilidad reducida. El primer tramo discurre como antaño por el casco histórico. Por la primera subida, la calle Dominguez de la Haza (antigua Santa Catalina) confirma que las vías históricas se hicieron para carros. Un sin fin de baches hacen impactos en la sufrida columna vertebral del viajero. El vehículo pasa casi frenado y tan ajustado entre las paredes a mitad del ascenso que recuerdan las maniobras de capataces de Semana Santa. No hay problemas, Pepe, el conductor, tiene galones de sobra para solventar la situación.
A las 12:04 el bus alcanza pletórico Plazarriba, ante la mirada atenta de numerosos viandantes que no cejan de sentirse atraídos por tan espléndida carroza viajera. De nuevo el trayecto recupera espacios singulares: Santa María, Descalzas, Santa Clara, Albollón, Parra... hasta salir del recinto amurallado por la Puerta de la Sedía, donde vuelven a producirse los brincos productos del estado del pavimento y badenes. "Parece que va una borracha", comenta una usuaria tras rebotar varias veces en el asiento. Se rompe así el hielo en el ambiente. Surgen los primeros comentarios sobre la falta de señalización de las paradas y las comparaciones entre el anterior itinerario y el actual.
Por Santa Ana, el reloj marca las 12:10 horas. En diez minutos, el vehículo ha realizado su recorrido por el centro histórico, y entra ya en zona sin complicaciones de estrecheces e incomodidades. Pepe, responde con desparpajo a cuantas dudas se presentan entre los viajeros. Así, por Hytasa, la nueva ruta obliga a tomar dirección hacia el camino de Marruecos, hasta alcanzar la Alcantarilla. La problemática de las drogas y la ola de calor son temas de los contertulios. La familiaridad se acentúa: "Pepe, para, que no llego al timbre", señalaba un pasajero a la hora de solicitar próxima parada .
Son las 12:22 horas, en pleno barrio del Anfiteatro, la llamativa Gamberra estilizada en carrocería, motor y esmalte municipal luce ante el edificio de Servicios Sociales. Pepe comenta, ante la curiosidad del personal, sobre el tiempo que se tarda con el nuevo trayecto. Al respecto, indica que no hay variaciones importantes respecto al anterior, y que la diferencia estriba en algun retraso acumulado. En total, afirma que son 45 los minutos en todo el recorrido.
Tras cruzar la carretera nacional por la rotonda del Miro, la expedición viajera se adentra en el barrio de Villa Rosa. Hay incidencia ante las puertas del Lidl, por mor de la falta de costumbre en bajar por la trasera y subir por delantera. La carga del supermercado no es obstáculo. Se hace un silencio sepulcral ante la rotonda de los caballos. Ni relinchan. Sin embargo, al tomar la siguiente, camino del barrio del Real, surge una voz lastimera: "Para, que se me ha olvidado el bolso en casa de mi madre".
Las 12:23 horas dan al unísono con el campanario de la ermita de San Antón. La clientela pide verificaciones de horario con respecto al de hace poco. La felicidad es manifiesta. La tertulia comparte en voz alta confidencias familiares: "Estamos de cumpleaños con mis nietos. Mi Patricia ya ha tenido otro hace tres meses y la Juani, ya se ha quedado otra vez..." La jornada se hace futbolera: "Hay que ver los lejos que se ha ido la gente al ver al Betis..."
La Gamberra no distingue de barrrios, arquetipos y voluntades. Se pasea desde el emporio de los hacendados y turistas del centro a territorio de la paz obrera. Y es aquí donde se apuntan conceptos sin más reflexiones que la impronta: "Vamos de estreno. Y mira que hay gente que nunca está contenta con na. Sólo hace darle a la lengua". En bajada, desde los Alcores, la penúltima vía nos traslada al Arrabal.
El escenario diario del Teatro Cerezo está en su acera. A las 12:41 horas los asiduos espectadores contemplan a la Gamberra como nueva actriz y compañera de comedias. Hay actores que se suben a la carreta motorizada y, sin tapujos, dejan clara sus intenciones: "Vamos a probar, a estrenar el servicio. Se ve que hace falta otro autobus. Que lo pongan, que hay presupuesto de sobra. Aquí no puede haber beneficio económico, sólo social", sentenció un jubilado nada más subir con dificultad a la plataforma.
Las previsiones de Pepe, el conductor, no fallaron. A los 45 minutos de su salida, el bus se plantó en la Puerta de Sevilla. No pudo hacer la parada reglamentaria ante el moumento, por mor de su ocupación cuasi permanente. Nos dejó pasado el arco. La Gamberra no entiende de normas establecidas. Siempre fue rebelde, hasta en su precio: más de medio millón de euros.