El monumento más altivo de Carmona recobra actualidad
El monumento más altivo de Carmona recobra actualidad
El Alcázar de Arriba, territorio de leyendas, de historia, de traiciones y holganza, vive momentos de esplendor de un tiempo a este parte. Desde que en 1931 fuese declarado monumento de interés histórico y en 1985 Bien de Interés Cultural, numerosas intervenciones de las Administraciones públicas han propiciado que las ruinas de la fortaleza hayan conseguido mantenerse en pie y ser objeto de estudio y de valor patrimonial para disfrute del ciudadano.
La actualidad del recinto palaciego radica en que, de nuevo, recibe actuaciones singulares que propiciarán un mayor atractivo si cabe, con la recuperación e incorporación de elementos arquitectónicos al complejo defensivo con posibilidad de visitarlos y sumarse a la contemplación las vistas panorámicas de Carmona por descubrir.
La primera actuación se trata de una intervención en la muralla de la Puerta de Marchena, así como en su patio de armas, donde se ubica desde 1976 el Parador de Turismo. La obra forma parte de un plan de modernización y competitividad del sector turístico, auspiciado por el Gobierno de España cuyo beneficiario es el Instituto de Turismo de España (Turespaña). La inversión total en el recinto del Alcázar es de 2.059.342,62 euros, para recuperar una zona del adarve de gran valor patrimonial y casi desconocida por el visitante.
Asimismo, la explanada residencial es objeto de los trabajos en los que la maquinaria ha levantado casi la totalidad del pavimento para proceder a la construcción de unos nuevos aparcamientos de servicio para el inmueble hotelero en toda el área afectada. Como fondo, el visitante dispondrá de un novedoso acceso al adarve oriental del Alcázar. Con ello, se recuperan dos torres, la de Marchena y la Redonda.
La segunda incidencia de revalorización del monumento viene propiciada por el Consistorio carmonense, cuya Delegación de Cultura y Patrimonio ha reabierto las visitas con carácter permanente, tras un largo período de aperturas puntuales y como escenario publicitario. En todo su esplendor, las torres del recinto, sus puertas y espacios restaurados a lo largo de los últimos años, marcan desde hoy, un antes y un después del BIC.
