EL MATACÁN: "Corruptator"

|


71phA9RQb5L. AC SL1000


"Corruptator"


          Si alguien quiere corromper a alguien, lo tiene fácil, sólo tiene que buscar y elegir bien a su víctima. Tarde o temprano lo conseguirá. Tiempo al tiempo. Y si alguien quiere corromperse, también lo tiene a huevo. Basta con buscar al corruptor de turno. Más bien temprano que tarde lo encontrará. Así ha sido siempre, desde que existe el mundo, el demonio y la carne; el trípode enemigo del alma, según las escrituras de principios de nuestra Era, año arriba, año abajo y, a su vez, música pop de “Los Brincos” de hace cincuenta años, con toda seguridad. A ambos actores, buscador y buscado, los califico de “Corruptator”, por aquello de la similitud con el famoso personaje cinematográfico “Terminator” (Exterminador, para andar por casa). Las coincidencias entre uno y otro papel tienen un denominador común: el "mundo", cuyo único valor se asienta en lo material y personal.


Images

     La nueva serie de “Corruptator” vuelve a taquilla y con gran éxito popular desde hace semanas. Antes estuvo con una productora y ahora, por aquello de la alternancia está con otra. Da igual en lo que a sector social o ideológico se refiere. Ya nada nos extraña. El “demonio” impera con tal despliegue hegemónico de Norte a Sur y de Este a Oeste, que vamos a necesitar exorcistas de guardia en el ambulatorio. Si a todo este espectro, se le suma “la carne” en tercer lugar, la cosa se pone más chunga aún, porque la carne llama a las pasiones más tradicionales y con ellas el apetito del placer predomina a lo salvaje, con lo que al final la indigestión se hace patente hasta el vómito. No hay muchos perfiles de “Corruptator”. En su mayoría, y salvo excepciones, mantienen características similares: sonrisa -casi siempre forzada-, palabrería, liderazgo, seducción... Y manipulación.


103

   Este arte del séptimo arte –valga la redundancia-, llevado a la vida real y cotidiana, alcanza a todo el arco comunitario. Hay y ha habido corruptators en la Jefatura del Estado, en los Parlamentos, en los Ayuntamientos, en las empresas, en los sindicatos, en los clubes sociales, en la comunidad de vecinos, en bodas, bautizos y comuniones… Ponga usted nombres. No hace falta irse al Observatorio Griffith para conocerlos y enumerarlos. Lo que me resulta extraño es la escasa respuesta del personal a tanto Corruptator suelto. Parece como si el último parte del “demonio” manifieste que ya ha alcanzado sus últimos objetivos militares: La destrucción del sistema. Pues no, aún quedan trincheras en las que no se entregan las armas de la Democracia, ni se saca bandera blanca al Corruptator de turno.

Licantropia


      Por un Jefe del Estado corrupto, no podemos derribar el propio Estado. Por varios parlamentarios corruptos, no podemos asaltar el Parlamento. Por una minoría de concejales corruptos, no podemos dar la espalda a nuestra Casa Consistorial. Por cuatro policías o guardias civiles corruptos, no podemos suprimir las fuerzas del orden constitucional. Por otros tantos sindicalistas corruptos, no podemos cerrar los sindicatos. Por algún periódico corrupto, no podemos liquidar la libertad de prensa… No podemos caer en la tentación de sumarnos a la expresión del “todos son iguales”, porque es con ella, consciente o inconscientemente -desde Carmona o Tomania- con la que se alienta y se crea, sin artificios, al verdadero Corruptator,  Dictator y Terminator.


El gran dictador