Luxmanía

     A primera vista podría parecer que escribo estos renglones, ya sean torcidos o rectos, sobre el reciente anuncio del nuevo disco de Rosalía, llamado “Lux”. La artista española -que canta como los ángeles flamencos, gana premios internacionales y marca estilo con poderío de mujer- cautiva a millones de seguidores, entre los que me encuentro. A la espera de su último álbum, ha aparecido ataviada para la promoción, sobre pantalla gigante, con un sudario blanco como una monja rodeada de luxe. “Se ha puesto la noche mala / han salío lunas y estrellas… Sí, sí, malamente”. Illo, ¿tú te imaginas a Rosalía presentando su última novedad musical en Carmona? Sí, me lo imagino. Por si acaso, han empezado a colgar las luces de Navidad desde hace días, y creo que estarán hasta después de carnaval, tran trán. Illo, que esto no es de cachondeo. Lo de que venga Rosalía está por ver, pero que ya cuelgan las primeras guirnaldas y cascadas de luces por el Paseo es tan real como la vuelta de la tasa de basura. A lo grande.

   Además, tampoco me extrañaría que Rosalía se pase por Carmona. Vivimos en un pueblo donde los conventos, tiempo ha, dieron de comer a media población, aunque ahora es al revés, incluso les restituimos las obras de arte que vendieron sus moradoras. Ojalá la cantautora flamenca-pop se dé una vuelta por el Paseo, bajo Lux, monte un tablao frente a los 100 Montaditos y de camino, dado su querencia a los hábitos, recupere el convento de Concepción, que se nos va a caer cualquier día. Illo, no seas más cenizo, que te criaste en las clarisas, hiciste la comunión en las descalzas, te casaste en la casa de las dominicas y jugaste de portero en el Santa Ana.

     No, si yo no digo que esté en contra de los conventos, pero como tengamos que rescatarlos a base de millones como el que acabas de mencionar, mejor nombrar a Rosalía hija adoptiva y abadesa, a ver si se deja caer y rescata alguno, aunque sea el convento de los frailes, donde puede cantar “Diablo” a tutiplén.

     De momento, las luces que no falten por las calles, otra cosa es por el Ayuntamiento, donde las pocas que quedan no dan para mucho intelecto a pesar de su reminiscencia colegial y jesuita. No obstante, la Luxmanía en Carmona va in crescendo, gracias a la exportación de electricidad a toda Europa. Otra cosa es el recibo de la luz cuya facturación sólo la entienden los que se la llevan Despeñaperros arriba y después te la devuelven gravada y sin descuento, a pesar de tenerla cerca, ahí mismo, nada más bajar por el Chencho. 

     Ya lo dijo el que inventó lo de Carmona Lucero de Europa. Qué visión tuvo el tío.  De ahí se inspiró Rosalía para rematar con lucidez y sorna eso de “está parpadeando la luz del descansillo”. Illo, eso está mu mal, mu mal, mu mal… Cómo se pueden pagar los kilovatios consumidos, lo mismo camino de Guadajoz que en los Campos Elíseos. Illo, eso está mu mal, mu mal, mu mal…

     Mu mal, mu mal hay que estar de la cabeza o tenerla llena de pajaritos para disponer de un batallón de operarios en furgonetas calle arriba, calle abajo, cable arriba, cable abajo, caja arriba, caja abajo, alambre arriba, alambre abajo, fachada arriba, fachada abajo, guirnalda abajo, guirnalda arriba, viento arriba, viento abajo, poste arriba, poste abajo… hasta febrero, a no ser que la factura la paguen las eléctricas o hayan instalado en la Casa Consistorial un generador… de euros. De momento Rosalía ha dicho que vendrá a Carmona si se arregla primero la luz del descansillo del ambulatorio. Ah, y que le reserven todas las habitaciones disponibles de los conventos de Carmona. De luxe.