Difícil de encontrar en Carmona un yacimiento arqueológico al aire libre y en pleno centro histórico como el de las termas romanas que se sitúan bajo el subsuelo de la Plaza de Julián Besteiro, del barrio de Santiago. Desde hace más de una década, a raiz de su hallazgo y localización, diversos campus de investigación –además de rescatar las ruinas del complejo público de baños- se han desarrollado en el lugar como espacio de investigación y formación para el alumnado de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide, con sede en la ciudad. Desde entonces, el Servicio Municipal de Arqueología ha llevado a cabo una ingente labor cuyo resultado deja huella en los ámbitos culturales, docentes y sociales de Carmona.
Esta mañana, con motivo de la celebración de la IX edición de “Octubre Romano” -programa cultural auspiciado por la Delegación de Cultura, Patrimonio y Turismo del Ayuntamiento carmonense que aborda la divulgación del legado romano carmonense- un nutrido grupo de visitantes han tenido la oportunidad de acceder al recinto monumental, quizás por última vez, antes de su intervención definitiva y ser integrado en el enclave urbano y hacerlo visible sin obstáculos. La cita, a las puertas del vallado que protege el espacio arqueológico, reunió una treintena de visitantes, en su mayoría foráneos.
Tras un intento infructuoso de pasar lista a los congregados, por cuestiones telemáticas, el guía asignado a la actividad dio el visto bueno general y tomó el mando de la expedición con el objetivo de descubrir el complejo romano. Con un preámbulo dirigido a conocer el entorno monumental de la plaza (cárcel, convento, edificio judicial…) nos adentramos en el yacimiento cuyo primer impacto deja claro la importancia del complejo público histórico en materia de higiene, socialización y relax.
La superposición de estratos del lugar deja a la vista y de relieve la continuidad del poblamiento carmonense desde el calcolítico. Piscinas, pozos y conducciones de agua, confirman un abastecimiento singular desde manantiales y minas acuíferas, que en la actualidad se investigan por diversos lugares de Carmona. Fragmentos de pavimentos en espigas (opus spicatum), ruinas de vestuario, gimnasio, piscinas en sus diferentes tipos: de agua fría (frigidarium), de agua templada (tepidarium) y de agua caliente (caldarium), fueron contenidos de sumo interés para los visitantes en general.
La actividad tuvo una valoración muy positiva entre los congregados, tanto desde el aspecto didáctico como el interés por la adquisición de conocimientos sobre la materia específica y su relación con el conjunto monumental de Carmona. Tampoco faltó un punto de crítica ante la circunstancia de falta de limpieza en las arcadas colindantes del antiguo convento de San José; espacio recientemente remodelado y punto de partida de la actividad cultural.