Acabo de recibir información sobre el descubrimiento de una araña exótica en Carmona con visos de ser “referente mundial”, como se acostumbra a denominar a cualquier asunto propiciado por pedo excéntrico del Gobierno Local y adláteres. Me extraña que desde la Redacción de La Revista no se halla divulgado aún este hallazgo, aunque tampoco me sorprende el silencio informativo por la cantidad de bulos que circulan en la órbita periodística relacionada con la arqueología en minúscula. Si no recuerdo mal, la mayor trola cercana, colada al personal de lectura fácil, fue la famosa pirámide atlante de Tutankarmo, de la que se hicieron eco prestigiosos diarios con vídeo incluido. Desde Matacán, pusimos en solfa aquel gran acontecimiento local que aún sigue como record de lecturas después de más de dos años desde su publicación. (pinchar aquí para recordar)
Queda claro que en el subsuelo carmonense está la riqueza científica (Necrópolis, Anfiteatro, mosaicos, baños, entalles, vinos, perfumes…) mientras que en superficie la pobreza nos invade con marchamo de alquitrán, cableado y placas. Es todo un contrasentido la exaltación de nuestros tesoros subterráneos y, a la vez, se silencien adrede y por intereses bastardos atentados patrimoniales contrarios al paisaje urbano y rústico; espacios carmonenses de los que nos orgullecemos y pretendemos sean reconocidos en todo el orbe como Patrimonio Mundial. Algún día conoceremos a qué se debe esta incongruencia, aunque tampoco hace falta ir a la Universidad para llegar a conclusiones certeras. No obstante, habrá que recordar hoy a Pepe Mújica, que se nos fue: “Una tarde te mires a un espejo y te hagas la pregunta: ¿Habré traicionado al niño que llevaba dentro? Pero ya será tarde”.
De momento, el compromiso está en la actualidad, y no precisamente de pasajes sociales y humanos, sino de animales: Carmona cuenta con una araña asiática en las minas de San Antón. No podía ser en otro lugar que el más cercano a la ermita del santo protector de todo tipo de especies, incluido el homo sapiens. Según el estudio científico publicado recientemente, de la araña en cuestión se sabe que se llama Howaia moguera, es de origen asiático, está establecida en la zona y lleva cincuenta años expandiéndose gracias al flujo de mercancías, lo que le ha permitido llegar a más de trece países en el mundo. Quedan muchas interrogantes en el aire sobre el descubrimiento. Cómo y cuándo llegó, si es invasora o meramente exótica, si es venenosa… y si puede ser peligrosa para nuestro más célebre vecino de todos los tiempos y rey del ecosistema subterráneo de Carmona: Tío Martinito.
Ya escucho entre el populismo reinante respuestas a las interrogantes planteadas. Los xenófobos, apuntando como culpables de la vecina araña asesina y violadora a los asiáticos de los bazares, que además propician el cierre de las tiendas de toda la vida. A los animalistas, señalando la necesidad de proteger a toda la familia arácnida en colonias y la creación de la asociación “Arañas con Voz”. Al regidor de turno y seguidores populares, el anuncio de que Howaia será nombrada hija predilecta de Carmona, su familia tendrá preferencia de alquiler en la mina okupada y convocará un curso para emprendedores con la finalidad de obtener el diploma de hombre-araña con pedigrí carmonense. Sobre la repercusión del animal sobre Tío Martinito, el propio personaje familiar por excelencia nos adelanta, que la araña tiene papeles, trabaja dada de alta como insecticida natural, cotiza desde su mayoría edad, está muy a gusto donde está y pide que la dejen de importunar tanto bicho raro.